sábado, 13 de agosto de 2011

Nuevo/viejo adelanto de Ciudad de las Almas perdidas

Maia estaba esperando en MacCarren Park, en uno de los estrechos caminos espolvoreados con los esqueletos de las hojas caídas. Llevaba una chaqueta de cuero gris y un sombrero de color rosa suave, hundido hasta las orejas, hacia que su cabello se encrespara violentamente escapando en un halo dorado. Saludó con la mano, ya que tentativamente se acercaban a ella, las primeras palabras de su boca fueron: "¿Has oído algo a cerca de Luke?"

Todos asintieron - Si no había dicho a Isabelle y a Jordan lo que sabía sobre el viaje en tren de Luke - ella se puso a caminar junto a Jordan, a su paso por el parque, eran un grupo de cuatro personas en movimiento. Jordan tenía las manos en los bolsillos y estaba hablando en voz baja a Maia, de hombre lobo a hombre lobo. 
Simon miró a Isabelle, caminando en silencio junto a él. La débil luz del sol de noviembre había salido detrás de las nubes y destacaba el rojizo de su cabello. Olía a su propio champú de manzana y a un cazador de sombras.

"Entonce," dijo. "¿Quieres que te pregunte por qué te desmayaste en mi cama ayer por la noche cuando llegué a casa, ¿o no?"

"No pasé en la cama," dijo, ya que giró a la izquierda de la Avenida de Manhattan. La parada del Tren G estaba allí, y un hombre estaba apoyado en la barandilla, tocando una canción sin melodía en una guitarra. Cruzando la calle había una tienda de Thrifty en el que aún se podía conseguir conos de helado a 50 centavos. "Me desmayé en la sala de estar y Jordan me puso en su habitación."

"¿En serio?"

"Bueno, si no fue Jordan, alguien entró en su casa y me puso en la cama. Personalmente prefiero la teoría de Jordan. Es menos espeluznante."

"No es eso, ¿qué estabas haciendo, borracha, con Jordan? Él no bebe mucho."

"No te imaginas. Tiene un gusto horrible con el tequila."

"Izzy," Simon puso su mano en su muñeca. "Sólo quiero saber por qué viniste."

Ella volvió la cabeza lejos de él, su pelo negro brillante se deslizaba por su espalda. Tenía una pequeña marca en la parte inferior izquierda de la garganta, justo por encima de la clavícula. Se veía vulnerable, de alguna manera. Simon quería sentirla con los dedos, pero mantuvo las manos en los bolsillos. 

"Todo apesta," dijo. "Vi a Helen y Aline ayer por la noche. Nos tomamos la cena. Son tan felices, y sigo pensando," se mordió el labio. "Mis padres se están divorciando, eso creo," dijo. "Alec es feliz, pero nunca lo veo. Jace es [censurado, ¡lo siento chicos!]. Max está muerto. Y Clary..."

"Lo entiendo," dijo, con suavidad. "Necesitas a alguien con quien hablar y no podías pensar en nadie más."

"¡No!," dijo Isabelle, la frustración era evidente en su voz. "Quería hablar contigo. Yo siempre.. quiero decir, me gusta hablar contigo. Aunque las cosas no fueran así, lo haría... "Ella lo miró de soslayo. "Quiero decir, aunque siguiéramos saliento."

"Pero no fue así.. nunca fue serio," dijo Simon con torpeza. "No pensé que tu querías..."

"¿En serio? ¿Quieres que sea en serio?," preguntó Isabelle. Había cierta rigidez en su voz - el orgullo, pensó Simon. Isabelle no era el tipo de chica que daba el primer paso con los chicos. Ella no era la clase de chica que tenía que hacerlo. "¿En serio?".

Isabelle hizo un ruido exasperado.

"Mira, yo no vine la noche anterior, porque eres el número seis en una lista y todos los demás no estaban disponible. Vino porque.. me gustas. Tú me haces sentir mejor. Quizás es algo acerca de tu cara."

"¿Mi cara te hace sentir mejor?" Lo que ella estaba diciendo que era tranquilizador, dulce, confiable, todas esas cosas, cosas que él sabía Clary pensaba de él, cosas que no podía ayudarle a ver en Jace. A Isabelle le gustaban los tipos peligrosos, no tranquilizadores. Tranquilizador como los animales de peluche. ¿Cómo podía ser un vampiro, y no ser sexualmente amenazante? No estaba segura, pero de alguna manera, lo había logrado. 

Se salvó de conversación más a su llegada al apartamento de Magnus, el lobby como siempre, olía como una combinación de orina de gato y la pizza rancia. Simon caminó por las escaleras después de Isabelle - recordando la primera vez que había estado en aquel lugar, aplastó a Izzy y con la secreta esperanza de que Clary se pusiera celosa, no, eso no había funcionado. El apartamento de Magnus había estado lleno de humo de arco iris y subterráneos, ahora, y ahora prestándole atención, era tranquilo y estaba lleno de la luz del sol del mediodía. 

Magnus, Jocelyn y Alec estaban sentados alrededor de una mesa rectangular. Magnus tenía en la mano una taza de café, vestía un traje de color verde oscuro con franjas amarillas, su pelo negro era una masa desordenada. Alec parecía... Alec. Alzó las cejas a su hermana cuando ella entró en la habitación, pero no parecía inclinado a matar a nadie. 

Pero Jocelyn miró a Simon con los ojos tan penetrantes como si fueran uñas. "¿Dónde está Clary?," preguntó con firmeza. 

                                                                                        ***
Gracias a:

Cassandra Clare

Cds México (traducción)

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