Nuevo adelanto de Ciudad de las almas perdidas publicado por Cassandra Clare. ¿Qué os parece?
Magnus e Izzy a mitad del libro.
-Alec no es feliz,- dijo Magnus, como si ella no hubiese hablado.
-Por supuesto que no lo es,- espetó Isabelle. -Jace-
-Jace,- dijo Magnus, y sus manos hicieron puños a sus costados. Isabelle lo miró. Ella siempre había pensado que a él no le importaba Jace, que le gustaba incluso, una vez que el asunto de los sentimientos de Alec se habían asentado. En voz alta dijo: -Pensé que eran amigos.-
-No es eso,- dijo Magnus. -Hay algunas personas- personas que el universo parece haber apartado para destinos especiales. Favores especiales y tormentos especiales. Dios sabe que todos estamos inclinados hacia lo que es hermoso y está roto. Lo he estado, pero algunas personas no pueden ser reparadas. O si pueden serlo, es solo mediante un amor y un sacrificio tan grandes que destruyen al donante.-
Isabelle sacudió la cabeza lentamente. -Me perdiste. Jace es nuestro hermano, pero para Alec- él es el parabatai de Jace también-
-Se de parabatai,- dijo Magnus, su voz elevándose un tono. -He sabido de parabatai tan cercanos que son casi la misma persona, sabes que pasa cuando uno de ellos muere, con el que queda vivo?-
-Detente!- Isabelle se tapó los oidos con las manos, y luego las bajó lentamente. -Cómo te atreves, Magnus Bane,- dijo ella. -Como te atreves a hacer esto peor de lo que es-
-Isabelle.- las manos de Magnus se aflojaron; se veía un poco perplejo, como si su exabrupto lo hubiese sorprendido incluso a si mismo. -Lo siento. A veces olvido... que con todo tu auto control y fuerza, tu posees la misma vulnerabilidad que Alec.-
-No hay nada de debilidad en Alec.- dijo Isabelle.
-No,- dijo Magnus. -Amar del modo en que lo elijes, requiere fortaleza. El asunto es, quiero que estés ahí para él. Hay cosas que no puedo hacer por él, que no puedo darle...- Por un momento Magnus pareció extrañamente vulnerable. -Has conocido a Jace tanto tiempo como él. Puedes darle un entendimiento que yo no puedo. Y él te ama.-
-Por supuesto que me ama. Soy su hermana.-
-La sangre no es amor,- dijo Magnus y su voz era amarga. -Solo pregúntale a Clary.-
¡¡Que ganas terribles de leer el libro!!
Magnus e Izzy a mitad del libro.
-Alec no es feliz,- dijo Magnus, como si ella no hubiese hablado.
-Por supuesto que no lo es,- espetó Isabelle. -Jace-
-Jace,- dijo Magnus, y sus manos hicieron puños a sus costados. Isabelle lo miró. Ella siempre había pensado que a él no le importaba Jace, que le gustaba incluso, una vez que el asunto de los sentimientos de Alec se habían asentado. En voz alta dijo: -Pensé que eran amigos.-
-No es eso,- dijo Magnus. -Hay algunas personas- personas que el universo parece haber apartado para destinos especiales. Favores especiales y tormentos especiales. Dios sabe que todos estamos inclinados hacia lo que es hermoso y está roto. Lo he estado, pero algunas personas no pueden ser reparadas. O si pueden serlo, es solo mediante un amor y un sacrificio tan grandes que destruyen al donante.-
Isabelle sacudió la cabeza lentamente. -Me perdiste. Jace es nuestro hermano, pero para Alec- él es el parabatai de Jace también-
-Se de parabatai,- dijo Magnus, su voz elevándose un tono. -He sabido de parabatai tan cercanos que son casi la misma persona, sabes que pasa cuando uno de ellos muere, con el que queda vivo?-
-Detente!- Isabelle se tapó los oidos con las manos, y luego las bajó lentamente. -Cómo te atreves, Magnus Bane,- dijo ella. -Como te atreves a hacer esto peor de lo que es-
-Isabelle.- las manos de Magnus se aflojaron; se veía un poco perplejo, como si su exabrupto lo hubiese sorprendido incluso a si mismo. -Lo siento. A veces olvido... que con todo tu auto control y fuerza, tu posees la misma vulnerabilidad que Alec.-
-No hay nada de debilidad en Alec.- dijo Isabelle.
-No,- dijo Magnus. -Amar del modo en que lo elijes, requiere fortaleza. El asunto es, quiero que estés ahí para él. Hay cosas que no puedo hacer por él, que no puedo darle...- Por un momento Magnus pareció extrañamente vulnerable. -Has conocido a Jace tanto tiempo como él. Puedes darle un entendimiento que yo no puedo. Y él te ama.-
-Por supuesto que me ama. Soy su hermana.-
-La sangre no es amor,- dijo Magnus y su voz era amarga. -Solo pregúntale a Clary.-
¡¡Que ganas terribles de leer el libro!!
Gracias a Ciudades Mecánicas
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